Cada año, por primavera, desde hace 3.000 años renace en el litoral gaditano un arte de pesca de origen árabe, tradicional, espectacular, puro y excepcional. Las cuatro almadrabas que perviven frente a las costas de Conil, Barbate (dos) y Tarifa mantienen el sistema tradicional de calado de redes y captura de los atunes en el copo del mallado previamente tejido a mano.
Auténticas delicatessen en los mercados internacionales y especialmente en Japón, los ejemplares tienen un peso medio de 150 kilos y su valor en el mercado supera los 7.500 euros/tonelada. Además, son la base de la principal industria de transformación de conservas, salazones y ahumados de Andalucía que se encuentra en un momento de crecimiento tanto de valoración comercial como de ventas.